Una serie de símbolos característicos que emiten sensaciones de imaginación y arte; es lo que expresa la obra de este artista. Se evidencia frialdad y soledad en los personajes que resaltan, dos ángeles sentados con expresiones similares; pero su diferencia radica en la figura femenina rodeada de alas, como si fuera un ángel, un niño contemplando su inocencia, apoyado dibujando.
Un cuadro fantástico que encierra números sin cifras, cifras escondidas que emancipan el contexto, cifras que dicen mucho, donde por ambos lados sugieren un mismo símbolo. Una escalera para alcanzar lo anhelado, un reloj de arena para marcar el tiempo, una balanza para equilibrar las desgracias, una campana como instrumento para anunciar el tiempo oportuno. Una espada para defenderse del enemigo, una regla, unos clavos y una sierra para planificar el futuro.
Ve, pues en esta obra la melancolía en su máxima expresión, evocando años que nunca llegaron, sentimientos encontrados y elementos inútiles; obra característica de una época como la de hoy donde la corrupción y la inclemencia del la naturaleza acecha al mundo humano; virus que se expanden por todo el territorio, soluciones sin solucionarse y oportunidades que derivan de la nada.
El hombre, lo tiene todo pero la costumbre y el tener todo a su paso lo revela en un acto de melancolía, el fin.
