La feria del libro es un lugar embaucador, falso y miserable con sectores de esos en los que las ‘’mentes’’ más ‘’ilustradas’’ te miran como una garrapata de la podredumbre social como esos entes que aseguran, vales mierda cuando preguntas tratando de no parecer tan soso, tan mediocre y piensas para sí mismo: palabras, háganme un poco pródiga. Con esta introducción poco optimista procedo a hablar quizá de cuestiones falaces porque no es un buen día para discutir de libros, de ineptitud mental, y de esas cosas que no se precisan en el momento ni siquiera después del momento, la cuestión es: la feria del libro me trae recuerdos que son agradables pero en suma álgidos e implacables tormentos a la caracterización de lo que soy actualmente.
Teatro, danza, letras, son ese escenario, una pantomima a la falta de cultura de este pedacito, una región de rumba, de idolatrías futbolísticas y mentiras policiales, mitificaciones del gobierno y una que otra noticia ‘‘escalofriante’’ por su contenido crítico. Tengo o más bien, solía tener un amigo payaso, de esos profesionales y la verdad es que nuestra querida alcaldía se basa en aquellos cuenteros, colectivos circenses y cuanto teatrero se venda por unos cuantos pesos para alentar con colorido o mejor, tapar con colorido una entera civilización insignificante por su cualidad de facilismo en el que me incluyo.
Un gran evento económico y en suma bastante temporal del cual pocos recuerdos quedan, pocas personas aprenden o quizá simplemente olvidan, ¿Seré yo la única oveja negra criticona e insignificante?, o es una simple pataleta para un día festivo en el que tengo que hablar de un evento al que he ido una sola vez, de esas cosas, soy de la multitud de esa gran masa imprevista de mayor conocimiento y menores expectativas... el crudo sarcasmo a mi patética sintonía literaria actual.
(5) Karen J Crespo E.