sábado, 27 de febrero de 2010

AZAR

Quizás cuando sus padres se enteraron de su existencia en sus rostros se iluminó entre sombras la sorpresa; nadie quiere tomarse en serio lo que en un principio involucraba únicamente la locura y el secreto, quizás ellos sólo querían cerrar los ojos para olvidarse de todo al despertar.
Pues sí, el destino les había jugado sucio, y no queda más que aceptar la derrota, no queda más que rendirse y observar la felicidad del ganador; ahora bien, a ella no le queda otra opción que enfrentar el juicio de la sociedad hipócritamente moral, ¡cuántas huellas señalando un error!
Es increíble cómo de la noche a la mañana cambió su vida, ya ella está sola, él la ha abandonado, ha negado ser el personaje principal, el jugador que apostó y no salió vencedor; para él otros son los perdedores; ella quiere contar su secreto pero la confianza en sus padre no excede a la esperanza de la incertidumbre, a la fe, a la solidaridad o a la resignación; pero en fin, ya pasados los meses es momento de decirlo antes que su cuerpo sea el amigo que la traicione y hable entre silencios. Todo es cuestión de preparar la ocasión y el discurso, será esta noche después de cenar, cuando como familia acostumbran sentarse en la sal apara hablar de la corrupción elitista.
Ha llegado el momento y con temblorosas palabras hace su confesión, ahora los del juego son sus padres; risas y lagrimas por parte de la madre, gritos y decepción del padre: cosas que son menores cuando la suerte está echada y no se puede hacer más que aceptarla.
Ella entra en su cuarto y observa la imagen de un dado en una revista sobre la cama y en ese instante ve que su vida tiene un rumbo tan incierto como la caída de un dado; todo es azar, todo es destino, suerte; nadie sabe lo que va a ser de sí cuando entra como ficha en el juego.

VIVIANA MONTOYA

Viaje al sexo

Ante la duda del comportamiento humano, de la sociedad, un niño de escasos 6 años se aventura a explorar la experiencia de usar cosas que su hermana tiene pero que a él no se le permite ser usadas. Toma del closet una tela fina y suave de color rojo con algunas bellas terminaciones, lo cierto es que no sabe cómo ponérsela y en su falta de conocimiento la envuelve en su torso, luego toma unos zapatos de tacón alto y delgado y se los pone; es evidente lo grandes que son para él; luego se dirige a su cuarto y toma una de sus gorras, seguido a esto va al cuarto de sus padres y toma una corbata de su padre; para el niño ahora todo está bien, al menos comprensible y equitativo, en igualdad de condiciones; va hacia la cocina y saluda a su madre, ésta entre un ataque de sorpresa y ternura lo toma de la mano para explicarle lo que para la sociedad debe ser la visión correcta de un hombre y una mujer.

Viviana Montoya

KATHERINE VELEZ. VIAJE AL SEXO



VIAJE AL SEXO

Camino de turbulencia

inseguridades y

desconfianza, mied
o.
Dulce narcótico que te

abraza y te envuelve.

¿lo odio? ¿me encanta?

depende de la persona.

Pero al final de ese camino

te queda ese recuerdo

de aquel único instante

que viviste con el otro.

Katherine Vélez

KATHERINE VELEZ. CRUXIFICCION


CRUXIFICCION

Sin saber de modos y formas, a la gente no le importa mucho conocer la realidad de los que viven en las villas miseria, El desengaño, el pesimismo, el sufrimiento, la duda, la ausencia y, también, de cuando en cuando, la esperanza se ve plasmado en el diario vivir, casi siempre con destino de amarillento olvido, atrapada en los rincones más oscuros de la desdicha entre balazos que perforan la noche y nieblas de marihuana que se asientan sobre el inmundo vacío,nadie se preocupa por el hermano, amigo, ni en entender que significa compasión.
escrito por: katherine velez

Mariana ospina


CRUXIFICIÒN
Ensimismado en mis pequeños sueños.
Mi cabeza tocando mi antebrazo y mis piernas recogidas para más satisfacción, me encuentro conociendo un lugar desconocido que recorre mi cerebro, observando duras criaturas, pequeños rascacielos, inmensos lagos, tesoros ocultos, personas por doquier y un día claro.

Todo se conjuga en un desorden infernal, no entiendo, no comprendo porque me tocó a mí. Pero afortunado yo, de estar en un hogar tan gigante; las olas mecen mis efímeras fantasías, cada grano de la arena me acompaña para más seguridad, la brisa del océano me cobija con su sensibilidad y mi cabeza siempre está ahí para recordarme u olvidarme de que tan bello será el próximo amanecer.

eL cELULAR DE hANSEL Y gRETEL


El celular de Hansel y Gretel

por Hernán Casciari


Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No importa. Que lo llamen al papá por el celular".

Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción. Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.


¿Ya está?


Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.


¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona?
La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.


Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.


Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.


Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.


Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler.)Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:


M HGO LA MUERTA,

PERO NO STOY MUERTA.

NO T PRCUPES

NIHGAS IDIOTCES.

BSO.


Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción "Banda ancha móvil" de Movistar.


Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados. La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría 'Cien años sin conexión': narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el messenger.


La famosa novela de James M. Cain —'El cartero llama dos veces'— escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría 'El gmail me duplica los correos entrantes' y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.


Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, 'Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura', la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.


En la obra 'El jotapegé de Dorian Grey', Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.


La bruja del clásico 'Blancanieves' no consultaría todas las noches al espejo sobre "quién es la mujer más bella del mundo", porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90€ la conexión y 0,60€ el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática.


Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.


Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.La telefonía inalámbrica —vino a decirme anoche la Nina, sin querer— nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.


Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?No.


Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador. ¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.


Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama.


Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.Nuestras tramas están perdiendo el brillo —las escritas, las vividas, incluso las imaginadas— porque nos hemos convertido en héroes perezosos. No es cadena... y vale la pena!!!

viernes, 26 de febrero de 2010

VIAJE AL SEXO

Un pensamiento,
Una llamada,
Una puerta que se abre,
Un hombre,
Una habitación,
Unas velas,
Un vino,
Unas palabras,
2 cuerpos,
Unas manos,
Unas bocas,
Unas lenguas,
Un impulso,
Un beso,
Una cama,
Un sexo dentro de l otro
Un solo cuerpo,
El tiempo,
Un orgasmo, ¡3 quizás!,
El olor,
El silencio,
El amor o el vacio,
El otro,
El hambre o el sueño,
El fin.

Por: Carolina Mazuera

MÁS HUMANO

Mas humanos, es sin duda uno de los aciertos de Ritchie a la hora de modificar los personajes para su película Sherlock Holmes. El impecable detective ingles, pulcro y refinado de Conan Doyle sufre una modificación en el film, además de ser un experto en la lógica y la razón también Ritchie le agrega cualidades de combate corporal, ahora su aspecto luce algo desaliñado, pasa de ser un hombre seguro de todo a ser algo oscuro melancólico y flemático casi manipulable y dependiente de su compañero Watson.
Además lo vemos enfrentado por primera vez en un caso de diferentes magnitudes que se apartan de la lógica y la razón, otro acierto para ritchie, pues se aparta de los casos que normalmente el Holmes de Doyle resolvería con la mera lógica y sin muchos tropiezos.
En el caso de Watson, es posible observar que Ritchie le sube el estatus, pues deja de ser el simple asistente de Holmes, adopta unas cualidades dignas y adquiere una importancia para Sherlock de manera significativa.
Pero cabe resaltar que la esencia de estos dos personajes se mantiene pues Holmes se mantiene en la lógica y la razón y Watson siempre será su amigo a pesar de todo, obviamente se ve la pincelada de ritchie a la hora de hacer la adaptación, pues tiene el tinte de sus películas, un dinamismo, unos efectos especiales y una estética que lo distinguen.
POR:CAROLINA MAZUERA

CRUXIFICIÓN

Aquí acostado, desde el centro del mundo, huyendo a través de la tierra, como un Dios crucificado, busco escapar de los gritos nacidos desde el centro de la ciudad, pero ellos, eternamente vivos, se precipitan sobre mí como la noche sobre el día.
Escucho los lamentos de las estrellas que no titilan en la noche porque están acostadas en colchones sin tendidos.
Me estorban los ruidos de la pernicia de un hombre llamado Fredy, en Niquitao, pegándole a verónica en la cara, me queman los ruidos de sus manos que retumban contra el suelo.
Presiento los murmullos de la muerte cuando llega, como una mensajera del destino, como la fría ejecutora de su voluntad.
Ahora Quisiera estar lejos de lo ojos de los hombres como si mi cuerpo estuviera plagado de lepra, no quiero que me vean quienes antes me conocieron.
Más piadosa seria la muerte, ahora que estoy perdido, estoy vacío
¡No encuentro el rastro del camino!.

POR: CAROLINA MAZUERA

miércoles, 24 de febrero de 2010

CRUXIFCIÓN


Algunos no tienen la misma fortuna que otros; a veces la injusticia que designamos a la vida pero que en verdad es nuestra, causa más daño de lo que la mente ciega y sorda puede llegar a comprender; no es cuestión de encontrar culpables sino cómplices que no hacen pero tampoco actúan, unos más del paisaje qur otros admiran.. Caminar por la ciudad siendo indiferentes a la tremenda oscuridad que se mezcla con la niebla de la desesperación y el caos de los que llamamos “los de la Calle”; todo ese panorama que vemos y el cual queremos no exista pero que tratamos de solucionar para nuestro beneficio y no el de todos; es la incertidumbre del temor de infinidad de personas que sin ser elegidos sin saber por qué ellos viven cada día lo agobiante de la vida; la pasión perdurable, la cruz que únicamente ellos cargan porque nadie les ayuda a llevarla así sea por un instante. Así es como mueren todas las noches los que no pertenecen a un hogar, los que son panorama para los demás; viven y mueren cada noche esperando que llegue su resurrección.


VIVIANA MONTOYA SANDOBAL

lunes, 22 de febrero de 2010

CRUCI-FICCIÓN

Y al tercer día resucitará entre los muertos.... Pero, ¿Si la muerte es lo único que desea?
No quiere vivir así, abandonado por una sociedad marginadora que solo se preocupa por los deseos de los ricos, desterrado de su hogar, hambriento y desprotegido.
" Dios murió y resucitó para salvarnos, y no lo veo, dónde está pa´sacarme de este hueco en el que me toca dormir hasta que me muera de hambre o me mate cualquiera de esos que no me quieren por aqui?"
Pasa los días llorando a su familia y trabajando en las calles para conseguir algo que comer. No conoce la felicidad, apenas recuerda la dicha.
" Yo ya no creo, no ve que yo ya no voy ni a misa, pura mierda lo que habla ese man, hasta en la cruz se vió, digame ¿quién lo ha visto después, a quién ha ayudao?"
Fredy no es la ficción de la cruz, es la crucifixión misma, es el sufrimiento de miles de personas en esta tierra, de carne y hueso, no fantasmas que, según algunos inhibidores de la cruda realidad, viven entre nosotros.