jueves, 1 de septiembre de 2011

Viaje al sexo.

Viaje al sexo!

Helena era una de esas mujeres que mas resaltan, que cautivan con solo su presencia, tenía una particular forma de caminar y una mirada tan seductora que para Felipe, uno de sus amigos mas cercanos, le resultaba terriblemente irresistible. Eran muchas las noches las que él, perdido entre las cuatro paredes de su habitación, no lograba conciliar el sueño, sintiendo que su mente volaba lejos de su cama y su habitación, hasta llegar a ella. Podría pasar horas contemplando su belleza, detallando las perfectas curvas de su cuerpo tan sensual y provocativo que era envidia de unas y deseado por muchos hombres. Detallaba cada uno de sus movimientos, era la mujer más sensual que sus ojos habían podido contemplar.

Jamás había considerado la posibilidad de expresarle a su amiga sus verdaderos sentimientos, simplemente ya se había hecho a la idea de que podría tener únicamente esos momentos de acercamiento, erotismo y deseo con ella, en sus sueños. Ya era una obsesión lo que sentía Felipe, estaba llegando al borde de la locura, se le estaba haciendo demasiado frecuente pensar en ella, era difícil para el concentrarse en sus deberes académicos e incluso le costaba más trabajo poder disimular su gusto por Helena estando en su presencia.

Cada vez el disfrutaba mas ese placer, que sentía al observarla, cada momento por más simple que fuera, lo disfrutaba al máximo; amaba verla como caminaba y su cabello se ondeaba con el viendo y desplegaba hacia el ese aroma a flores combinado con ese perfume dulce que siempre solía usar, su sonrisa, su mirada, su silueta, su voz, mirada… Todo lo relacionado a ella, captaba totalmente su atención. Tanta fue su conexión con estas sensaciones que una noche sumergido entre la suma de pensamientos y ansias de poder tenerla, abrazarla, besarla y protegerla llevó sus anteriores experiencias a un nivel más alto. Casi podía sentir su piel rozando la suya, hasta el punto de unirse en momento lleno de cariño y placer sus cuerpos; fue así como comenzaron estas experiencias que llevaban a Felipe a un viaje de erotismo y deseo.

Tatiana Peña Pineda.

Viaje al Sexo

Viaje al sexo….Interesante tema, aunque intimidante para algunos, mi viaje al sexo comienza quizás no igual a todas las personas, mi padre siempre me enseño que antes de la practica necesitamos la teoría, por lo tanto quizás uno de los primeros libros que lei, fue el no muy conocido (creo yo) Informe HIT escrito por un par de sexólogos, un libro que marco historia entre los adolescentes inocentes y los adultos frustrados, adictos a la masturbación. La biblioteca Nacional de Bogotá creo que fue de donde lo saco el para dármelo, a pesar de no vivir con el, nuestra relación era muy cercana y tenia la suficiente confianza como para hablar con el de estos temas.

El informe HIT contenía el resultado de entrevistar a no se cuantos miles de personas en Norteamérica acerca de sus preferencias en materia de sexo, en ese libro lei cosas que aunque pensaba que se podían hacer nunca pensé que alguien las hiciera, Jamás pensé que uno pudiera masturbarse con una papaya, eso si tiene que ser una Papaya hawaiana, porque según los entrevistados es más apretada que una común, que si quiere uno iniciarse con una gallina, tiene la dama que ser de primera postura, que el lambido de un ternero es de los más tierno del mundo y que acompañar la masturbación masculina con un auto examen de próstata lo lleva a uno al cielo, que hay muchas mujeres que les encanta masturbarse con un pepino cohombro, homosexuales que sufrieron terribles depresiones al saber que Coca Cola había cambiado el envase gordito de la gaseosa pequeña, que adoraban, por uno más delgado, aunque se les curo la depresión al ver que era un poco más alto y muchas cosas mas que hicieron que quizás fuera el único libro que leyera completo.

Después de ese informe que me dejo quizás un poco atónito, leí algo de Desmond Morris, “El mono desnudo” creo que se llama, ese con un tono mas serio, explicaba todo el funcionamiento desde la parte fisiológica de la reproducción, entendí que las reacciones de tipo epilépticas de las mujeres no son tan terroríficas como pensaba, y que el color rojo en el pecho de las mujeres en el clímax, no es un ataque alérgico ni mucho menos.

Después de la teoría viene la practica como dicen, en ese momento cual teoría ni que carajos, es como cuando el torero se lanza al ruedo, sin nada mas que una capa y su espada, en este caso solo espada.

Y fue así como empezó mi viaje al sexo, para todo lo siguiente también me enseñaron que los caballeros no tienen memoria.

Andrés Felipe Henríquez

El viaje al sexo

Definitivamente viajar es una de las mejores cosas que hay en la vida. Salir de la rutina, visitar parajes inhóspitos (o muy conocidos), vivir nuevas experiencias en caminos expeditos...una de las mejores cosas de la vida sin duda.
Pero, antes de sentir el placer del viaje, ¿qué es lo que solemos hacer?...pues prepararlo. Prepararnos para salir; arreglar todo lo que necesitamos; irnos bien presentados,; etc, etc.

-------------------------------------------------------------------------------------------

Definitivamente el sexo es una de las mejores cosas que hay en la vida. Hacer movimientos insospechados con un cuerpo ajeno (en un cuerpo ajeno), vivir experiencias con cuerpos experimentados (ja ja ja), aprovechar el vértigo de ciertas situaciones, personajes y lugares, todo para complacer a nuestro mOndano amigo (...) y etc, etc, etc.
Pero, antes de sentir el placer del sexo, amigos míos, ¿qué es lo que solemos hacer?....¡PUES PREPARARLO!, prepararnos para salir (y entrar y salir); arreglar todo lo que necesitamos (generalmente es una sola cosa, o una caja de esas cosas); irnos bien presentados; asegurarnos mentalmente de que la bebida no va a hacer mucho efecto, al menos intentarlo; en el momento de la conquista, por favor, muchachos ¡decir cosas coherentes gramaticalmente y con sentido en la praxis!, ¡dejarse de las mismas pendejadas de siempre, que aunque, en algunos casos resulten efectivas (por la cantidad de alcohol que haya digerido la acompañante, o la hora p.m.a.m, o el poco 'seso' de la nena; etcccc) no siempre van a terminar en hardcores ardientes, sino muchas veces en desprecios fríos (qué pesar).
Así que muchachos, por favor,a la hora del viaje piensen en todo y asegúrense de que no falte absolutaMente nada!.

lunes, 29 de agosto de 2011

¡hey! ¿ya saben cuál fue la última que hizo “El Churro”?

De nuevo solo, espero hasta que lleguen mis amigos sentado en la sala de mi casa. Lo único que me acompaña a veces es el timbre del teléfono que suena y suena y suena y suena, y no deja de sonar; y los que hacen que eso suceda, al yo levantar la bocina pregunta por mi hermana o por mi madre; mis amigo que se supone deberían estar en mi casa antes de las 9:00pm a las 10:30 pm no han llamado ni llegado.

Hace rato no hablo con ellos. Ellos dicen que la universidad y el trabajo nos han separado; yo digo que ellos me han separado del “combo”, y para demostrarlo estoy aquí sentado esperando que lleguen, como cosa rara; esperando unas carcajadas que son las que los identifican.

Por fin cuando llegan de los 8 que somos solo hay frente a mi puerta 5, Caterine, Brayan, “El Churro” (alias Rubén), Estefanía y “La Chiri” (Johana); los incumplidos de siempre.

Nos dirigimos al lugar donde por mucho tiempo Estefanía siempre nos ha llevado; que por que las “micheladitas” más chimbas son esas que un “man” cualquiera nos sirve como con mala gana y con los vasos mojados por debajo que al ponerlos sobre la mesa dejan su huella, huella con la que todos nosotros alguna vez comenzamos casi a competir por el que hiciera el mejor logotipo de los juegos olímpicos.

En el lugar la música es muy fuerte, y a decir verdad me siento hasta viejo, pues ponen a sonar canciones que oía escuchar a mis primos que el día de hoy tiene hijos, trabajan y están barrigones. Las mesas son pequeñas, tanto que necesitamos 5 mesas para todos poder estar juntos y recochar. Tanto las sillas como las mesas son de madera, en la entrada no hay ni siquiera un celador, y al fondo del bar se ve una extravagante luz de neón que hace que identifiquemos donde están los baños y parte de la barra. Todos conversamos emparejados, si hay algo que decir públicamente, el relator tocar el hombro de quien está más cerca y con una voz fuerte y firme comienza diciendo por ejemplo:

“¡hey!, ¿ya saben cuál fue la última que hizo “El Churro”?”.

Con esta pregunta lanzada por Brayan, la noche iba a cambiar muchas veces con el transcurrir de las horas, pues unas veces nos íbamos a reír mucho y otras…nos íbamos a reír mas de la cuenta.

El churro es un compañero que llego al colegio de donde Salí como en 9° grado, y es una persona que con sus comentarios inteligentes, y por lo general ofensivos pero graciosos; hizo que nuestro “grupito” comenzara a tomarle gran cariño y aprecio.

El churro a veces puede pasarse de cazón, puede que siempre que bebamos se quede dormido y sea a mí a quien todos le den la potestad de buscar que hacer con el pobre; pero además ha sido un gran amigo y no me molesta para nada armarle “cambuche” en mi casa para que duerma y no se vaya tarde de la noche buscando peligros en la calle.

Volviendo a la pregunta inicial, mientras Brayan terminó de lanzarla; todos inquietados nos inclinamos hacia la mesa para poder escuchar mejor algo que la música a alto volumen del lugar no nos deja oir.

Una noche cualquiera, si quieren fría y sola, o llena de luces, fiesta y licor; un tipo cualquiera al que vamos a llamar Rubén, llega donde sus amigos de belén “aguas frías” (Medellín) y al saludarlos se da cuenta que una dama no muy atractiva esta con ellos, y que ellos muy formalmente le presentan sin saber que eso sería el detonante de una historia típica de amor.

El joven Rubén en esa noche de fiesta, luces, licor, frio y según él hasta soledad, fue la última noche que vio a aquella chica con quien mantuvo casi toda la noche una bonita relación sentimental según sus amigos, una noche de loca pasión según las dos niñas que se encontraban con ellos, y una fea borrachera que sintió él al otro día cuando al levantarse no sabía dónde estaba, pues no reconoció ni la habitación ni la señora que él, cuándo iba saliendo lo detuvo y le ofreció desayuno, desayuno que él no recibió. Tampoco supo con quien, no se acordaba ni siquiera que había estado con sus amigos y mucho menos sabía cómo iba a hacer para irse para su casa, pues esa noche se gastó toda la plata que tenía, y fue tal la pérdida de memoria que ni sabía que transporte tomar, pues aun sentía el efecto del alcohol en su cabeza y mejor salió a preguntar dónde encontrar un teléfono público (que no fuera de monedas) para llamar a su amigo Brayan que lo recogiera en Copacabana, casi en la vía de retorno a Medellín porque tenía mucha hambre y no quería devolverse a aquella casa que según él no se acuerda como llegar, pero, que si se acordara hasta volvería.

Según Brayan, informante principal; nuestro amigo “el churro” en esa, una de sus últimas borracheras se involucró sentimental y físicamente con una dama que ni él, su compinche de la mayoría de las fiestas conocía, pero que le dejo una marca enorme al nuestro amigo churro en su corazón, mente y bolsillo.

Si me preguntan por el churro, les diré que está bien, aun se recupera de su triste historia de amor, de laguna y quien sabe que montón de cosas más, por ahora solo queda esperar la próxima visita al bar y oír después una tenue voz entre la música que diga: “¡hey!, ¿ya saben cuál fue la última que hizo “El Churro”?”.

Julián David Díaz Herrera.

domingo, 28 de agosto de 2011