sábado, 16 de abril de 2011

LOS COLORES DE LA MONTAÑA

Respirar el aire puro del verde de las montañas colombinas, despertar y escuchar el canto de los pájaros, tener el placer de observar la tonalidad de la tierra en el campo... es tan solo una ilusión, vivir en la zona rural de Colombia ya no es sinónimo de bienestar sino de Miedo.

En este sentido, el nuevo film que el director Carlos Cesar Arbeláez propone, Los colores de la Montaña, muestra fielmente a través de la una historia antibélica que habla de la amistad, la niñez y la belleza mediante una dura realidad que se configura en el miedo.

En medio de la inocencia de Manuel (protagonista de la película) y Julián su mejor amigo y compañero de escuela. Un día, mientras jugaban un partido de fútbol, pierden el balón que el padre de Manuel le había regalado en su cumpleaños y éste va a parar a un campo minado. Así, tratan de rescatar este preciado objeto, ineludible para sus sueños y vidas cotidianas.

Son muchos los casos similares a esta narración, hijos sin padres, madres sin hijos, esposas sin esposos; víctimas del conflicto por el que atraviesa el país que de una u otra forma ha afectado inicialmente a los campesinos, pues el problema convertido por los actores del conflicto no es otro más que disputa por tierras y territorios, pertenecientes a personas que día tras día producían la materia prima y los alimentos que hoy están en boca de las grandes ciudades.

Con este panorama se siente la falta de Estado, se requiere la presencia de las Fuerzas Armadas en todos los rincones del país, no se puede ceder un metro de tierra a los violentos, tener tranquilamente desplazamiento por las carreteras colombianas y por zonas desconocidas en la geografía es un beneficio que no se puede perder, porque hace parte de las nuevas oportunidades de desarrollo del país.

Por esa razón, hay convencimiento que la seguridad genera, además de un ambiente de confianza y de credibilidad en las instituciones, una oportunidad para quienes trabajan en pro del desarrollo económico del país, porque allí, en el lugar donde habita un colombiano, siempre debe sentir que también reside el Estado.

viernes, 15 de abril de 2011

jueves, 14 de abril de 2011

Fractal 11


UN ESPACIO PARA DEJAR VOLAR LA IMAGINACIÓN

Pensamientos divergentes se confluyen en un mismo sitio para darnos lugar a un mundo de ilusiones, deseos “imposibles”, realidades anacrónicas e imaginación libre que se vuelve algo existente en el mundo que habitamos gracias a la creatividad e innovación de unos pocos. Viajes a otros planetas, realidades paralelas, edificios y casas en el aire, seres de otros planetas, ojos biónicos, monstros mitológicos. Allí, en ese espacio inventado donde se una la ficción, el arte, la ciencia y la tecnología nos volvemos uno con nuestros sueños más locos y los tocamos y los hacemos perceptibles no solo a nuestros ojos, sino también a los de los demás. Recordamos el pasado y lo trasformamos en presente y utilizamos este presente para pensar en futuros cercanos o lejanos, a través de la constante evolución dejamos volar toda nuestra imaginación y no nos creen locos, porque allí se elevan tan alto como las nuestras, las fantasías de esos otros que convergen a nuestro lado en un universo de libertad creacional.

Por: María Isabel González

miércoles, 13 de abril de 2011


LA CASITA DEL HORROR
Y quién entrará sino mi alma vagabunda al desolado lugar de las pesadillas de otros? Y quién más que yo querrá morir entre columnas agrietadas y madera consumida por el tiempo? Ella recitaba esa frase una y otra vez mientras se acercaba a su agobiante destino, Charlie la esperaba en las penumbras del gran árbol, sabía perfectamente que sería la última vez que la vería y aún así la incitaba a entrar al desgarrador lugar; ella lo deseaba y lo odiaba por ello; él a su vez no la quería en su futuro, pero cada que se acercaba no lograba contener las ganas de tenerla nuevamente para sí. Era una relación autodestructiva, pero a los dos les gustaba de esa manera…
Sabes que no habrá mañana… le susurra Charlie al oído, - Nunca hubo un mañana, responde Nicol con esa expresión indescifrable que siempre lo molestó. Charlie la mira con seriedad, le da un beso, le agarra la mano y la arrastra hacia adentro.
Nicol sólo veía oscuridad, sentía aun el calor de la mano de Charlie que amarraba la suya, pero veía venir ese vacío interminable. El espíritu andante la guiaba hacia su destino entre recónditos negros que se desvanecían al susurro de chispeantes luces caleidoscópicas; ella sintió que todo era un sueño y relajó su cuerpo, pero en ese instante cayó al suelo en un sonido sordo; no gritó, no hizo ruido alguno, esperó unos segundos, pero todo era silencio, entendió que ya no estaba allí, él se había ido, la había dejado, una lágrima resbalo por su mejilla, se levantó y siguió caminando en soledad por los oscuros pasillos, escuchó risas que provenían del fondo de algún lugar de ese gran algo en el que se hallaba, se detuvo , las risas continuaron, cada vez se hacían más fuertes hasta que las escuchó casi a su lado. Nicol se acurrucó y se tapó los oídos con fuerza, comenzó a tararear una melodía y a mecerse de atrás para adelante, lágrimas rodaban por sus mejillas, de repente las risas se detuvieron y una gran luz iluminó el lugar. Nicol abrió los ojos, había gente caminando por doquier, luces de colores se reflejaban en las paredes y cambiaban de tonalidad el ambiente, niños reían, trapecistas colgaban de los techos, chicos disfrazados montaban monociclos mientras tomaban fotos por doquier con cámaras desechables; uno de ellos paró ante Nicol y le enseñó una fotografía, ella la tomó entre sus manos y la miró con detalle, no logró reconocer la figura que en ella había, volvió la mirada al chico del monociclo, pero él ya no estaba allí, caminó por el lugar tratando de encontrarlo, pero no había rastros de él, siguió caminando hasta dar con una gran puerta de madera, la empujó con dificultad y la puerta rechinó, todo quedo en silencio, las luces se volvieron tenues, los monociclos desaparecieron y todas las personas la miraban fijamente, ella cerró los ojos y siguió empujando la gran puerta hasta que pudo abrir un espacio y pasar por ella, cuando abrió los ojos de nuevo se encontró en la entrada de ese horrible lugar, a un lado estaba el árbol donde Charlie la esperaba todas las noches, era de noche, pero Charlie no estaba allí. En su mano todavía sostenía la fotografía que el chico del monociclo le había entregado en aquel lugar, la miró nuevamente y se sorprendió al ver que la figura que antes no reconocía era Charlie, sosteniendo una cámara desechable en posición de tomar una foto, ella acercó la fotografía a su rostro y detalló la cámara desechable, de ésta salió una luz de Flash cegadora que iluminó todo a su alrededor, cuando la luz se disipó Nicol había desaparecido, el lugar estaba en penumbras y sólo quedaba en el suelo la fotografía de una figura borrosa, irreconocible.

Por: María Isabel González

LA CASITA DEL HORROR

La casita del horror no es otra cosa más que la realidad de la contratación en obras públicas del país del Sagrado Corazón. En la actualidad, muchas de las ciudades colombianas atraviesan por el llamado cartel de la contratación. Debido a la magnitud de la Capital del país fue más notoria de dicha situación, pues cruzar por cada una de sus calles, genera múltiples inconvenientes en la cotidianidad de cada transeúnte.
Sin embargo, el resto de las principales ciudades no se libran del bochornoso suceso y si bien la imagen muestra como tratan de restaurar una obra pública, de acceso para todos los ciudadanos que presta un servicio público; no brinda las condiciones dignas para ofrecer un servicio.
Hoy, en Colombia no se habla de funcionarios corruptos, la corrupción se ha convertido en la epidémica institucional. Desde siempre este tema ha estado al margen de la opinión pública, pero ahora es el principal tanto en la agenda de los medios como en la de los contratistas, que para poder acceder a un acuerdo no puede ser de forma honesta, sino por el contrario, deben inmersos estar en el carrusel.
Toda esta coyuntura se origina desde la campaña electoral de cada posible gobernante. Hay algunos contratistas que donan recursos económicos a los candidatos, mientras hay otros que además de plata enciman votos. Al final los contratistas someten al elegido. Este proceso es tan sofisticado, que hay contratistas que adquieren más votos que los mismos candidatos, el llamado clientelismo; así en Colombia existen ciudades en las que pueden reunirse dos o tres candidatos a una Alcaldía en algún evento y llega el contratista y sus aliados se amontonan es alrededor del contratista.
Casi ningún contratista se somete a elegir congresista, porque ese tipo de personajes no ejecutan recursos directamente. Solo respaldan a los que pueden tener cuotas en instituciones descentralizadas y que pueden gestionar contratación, y esos son pocos.
Hay regiones ricas, pero que hoy están pobres porque el anterior alcalde pidió vigencias futuras. Por ejemplo, si en un municipio está endeudado o tiene vigencias futuras, lo que hacen los contratistas es darle una liguita al que va ser el alcalde. Con este panorama, resulta ser más rentable corrupto que narco; hay contratistas más ricos que los narcotraficantes, con contratos en todo el país, pero dichos contratos no son grandes para no evidenciarse; así estos antihéroes aventajaron a los políticos.

martes, 12 de abril de 2011

lunes, 11 de abril de 2011